Cuando terminamos con una pareja lo último que nos imaginamos o se nos cruza por la mente, es en la ENERGÍA que nos deja esa persona que acaba de salir de nuestra vida. Y no solamente la suya, sino la que a su vez también trae encriptada en su sistema a raíz de sus parejas anteriores. Así haya sido una pareja de años o de una simple noche.

A partir de la conexión que dos personas hacen cuando comparten intimidad, la energía femenina, que es receptiva por naturaleza tiende a recepcionar toda la energía que esa persona pasa a tu sistema, siendo mucho más fuerte de lo que piensas.

Los seres humanos somos energía y no hay momento más poderoso e intenso que cuando dos cuerpos elevan la energía sexual, para conseguir un fin mágico, único y divino, el de crear una vida nueva. Así esa no sea la intención inicial, el cuerpo físico responde al estímulo y la energía de vida se activa de todas maneras, pues para eso está programada.

Esta filosofía energética, respaldada por antropólogos y psicoanalistas, afirma que esa energía, no desaparece tan rápido como el amor mismo, es decir, que incluso después de terminada una relación, los residuos de la energía sexual de esa persona siguen en nosotros y al momento de encontrarse con una energía nueva provoca un choque que se manifiesta como confusión en nuestras emociones.

Según el Tantra Hindú, la energía sexual de una persona puede permanecer en el cuerpo de una mujer por hasta 7 años, razón por la que es más complicado para nosotras separarnos por completo de una persona con la que compartimos intimidad.

Pocas personas son conscientes de toda la energía que se mueve cuando tienen encuentros íntimos con alguien. Las energías y las almas se entrelazan y entre más profunda e intensa sea esa conexión, más se une, se comparte y se intercambia energía. Esto quiere decir que se forman lazos energéticos entre los dos.

Al tener relaciones sexuales con una persona, no solamente se juntan los cuerpos físicos, como mucha gente lo piensa; energéticamente pasan cosas en tercera dimensión, más allá de nuestra capacidad de comprensión: se crean los lazos energéticos que inevitablemente nos unen a esa persona con la que estuvimos, hasta que seamos conscientes de ellos y logremos cortarlos.

Los lazos energéticos son unos hilos invisibles para el ojo humano que se crean entre las personas cuando existe un vínculo íntimo especial; por medio de estos lazos se manda o se recibe información o energía de la otra persona. Por eso muchas veces se sueña con la persona, se piensa o se encentran temas muy ligados a ella.

Los lazos van de chakra en chakra conectando los 7 chakras principales de todas las personas con las que nos relacionamos.

Esta energía se transmite a la persona por medio de los hilos y del lazo que tengamos con ella. Captamos la información de modo inconsciente. Cuanto más tiempo conocemos a una persona y más íntima es la relación con ella, más fuerte es el lazo que une.

Los lazos energéticos tienen un aspecto positivo y uno negativo. Si tenemos un buen lazo y las cosas terminaron de la mejor forma posible, esta persona nos enviará buenos pensamientos y vibras. Si por el contrario los lazos positivos se rompieron y se terminó mal, podremos estar recibiendo, por medio del hilo malos pensamientos, bloqueos, obstáculos y malas energías, hasta el punto que podemos llegar a enfermarnos. Por ello es importante cerrar bien, no solo desde el mental, sino también desde el emocional y energético.